
Tu conciencia se disuelve en el espacio profundo de tu mente y dejas que tu cólera primitiva emerja sin fronteras. Me usas, me hieres, me atas y flagelas.
Pero en el fondo, lo sabes: no me tienes. Te desespera saber, que no sabes, hacia donde van mis pensamientos.
Te envuelves en el abrigo de tu libido furiosa. Y cabalgas de nuevo, sobre otros cuerpos. Blandiendo tu espada, en pos de tus quimeras, tus sueños...
Atrápame, si puedes. Ten el valor de acercarte a mi alma... al menos una vez. No huyas hacia el desdén. Mírame a los ojos, sin dobleces. Y hazlo siendo tu, no el guerrero de Marte.
Tu afrenta, es en realidad, el escudo de tu cobardía. Tu cadena... el miedo a la libertad. Te auguro soldado, que deberás dar muchas vueltas para encontrarte.
No tengo prisa. Se que algún día volveré a hallarte. Andarás, seguramente, librando batallas de alcoba, buscando el mérito de las medallas a tu ego.
Eres un alma apenada que precisa consuelo. Te doy mi mano. Mi tiempo. Me entrego totalmente a tu desdicha. Pero te recuerdo que cada vez que me lastimas, es una herida que provocas a tu karma, a tu destino.
Algún día comprenderás, que lo que sembramos, es lo que, tarde o temprano, recogeremos. Quizás en otra vida, sufrirás experiencias, que te recordarán que otrora estuviste al otro lado del espejo.
De ti depende decidir, en qué lado quieres estar...
Roser
No hay comentarios:
Publicar un comentario