
Sucede. A veces pasa que las personas cruzamos nuestros destinos, nuestros caminos, pero vamos en direcciones distintas.
La vida transcurre como un entramado de vías, de senderos. Cada ser debe seguir el suyo, y de vez en cuando, los caminos de unos coinciden con los de otros en un punto determinado de su órbita personal.
Si hacemos caso a la teoría de que nuestras almas se acercan por algo, debemos comprender en cada caso el porqué del encuentro, aunque quizás, no haya un mensaje de mucho calado y simplemente sea un "hola y adiós" y hasta la nueva existencia.
De hecho, es posible, que alguien con quien solo intercambiaremos unos minutos nos cambie la vida. Ese alguien nos da un mensaje de importancia para el momento y circunstancias y desaparece en la nada. Pero siempre tendremos la sensación de que esa persona debía estar ahí, en ese preciso instante, para decirnos aquello que nos dijo, y que guardaba estrecha relación con lo que estábamos viviendo. Este hecho me ha sucedido en varias ocasiones a lo largo de mi vida. Y me emociona recordar algunos de estos insólitos episodios.
Dicen que la casualidad no existe. Es posible. De ser así todo tiene un cometido, un porqué. Pero... ¿nada queda para el azar? Y... ¿nuestro libre albedrío? ... Puede que las cosas funcionen con una mezcla de ambos. Una dosis de destino + una dosis de libre albedrío conforman nuestro camino evolutivo. Lo que cada uno haga con las oportunidades que tiene es cosa suya...
Roser
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